El ex-perpento tiene razon (focas: ¡aplaudan!). En Japón nunca se había visto un negro como yo, "comiendo papa, lechuga, calabaza y quimbombó". Pasa que nosotros los barloventeños tenemos "la frescura de un clavel y el aguante del cardón", que si no, ya los hubiese puesto en su sitio. Un sitio donde al menos no tiemble tanto la tierra y donde haya un mar bonito, se produzca buen ron y las mujeres lindas me pidan besos y mordiscos.
En Japón, yo soy musiú. Y lo digo usando con propiedad ese venezolanismo. Musiú es para el criollo un hombre blanco y si tiene chiva, mejor todavía. Igual aplica para el japonés. Musiú es el blanco con o sin cachimbo. Los extranjeros de origen asiático son llamados por su nacionalidad, y cuando las pieles tienen ese color bonito de trópico, los ubican en el sud-este asiático, sin mucha especifidad. Los afrodescendientes de color negro son llamados muy amablemente negros, y los afrodescendientes de la Africa no-negra son llamados terroristas. ¿Por qué? Porque la economia mas poderosa del mundo -y la mano de obra mejor educada- es políticamente hablando una colonia -zona de ocupación, since 1945-. Estamos bajo la tutela militar del Imperio con mayor poder beligerante de la galaxia. Desde el punto de vista de la ortodoxia marxista, en teoría pura y dura, Japón es quizás el país que más se acerca a las condiciones objetivas que decia el sujeto aquel. Ya veremos como se hace. Ojalá no me toque a mi "ponerlos en su sitio", porque ¡quién me aguanta con una estatua de bronce en la Plaza Brito de Tokio!
Obama no es musiú, ni en Venezuela, ni en Japón. Los niveles de melanina que heredó de su padre no se diluyeron lo suficiente para optar a ese "titulazo". ¡Ah! pero se quiere hacer el musiú. Leo en prensa dominicana que Obama acusa a los presidentes rebeldes de mi patria grande de ser unos grandes hipócritas cuando exigen del Imperio que deje de darle soporte económico, militar, estratégico, táctico e inmoral a los golpista de Honduras. La hipocresía consiste, según dice el cable, en que no le pueden pedir a la Casablanca que interfiera en los asuntos internos de Honduras los mismos que han acusado siempre al Imperio de injerencista. Lógica imperial, que le dicen...
¡Vengan pa' que lo vean!, que algo queda...
Manuel Brito