Imagínate a Sergei Bubka, el ukraniano recordofóbico (dícese del que no puede ver un récord porque lo rompe) pidiéndole a los árbitros que bajen cada vez más la barra. Persígnate aún si eres ateo porque sería ¡acabazón de mundo!!!
Quienes estudiamos ingeniería y cum summa dificulta logramos graduarnos, recibimos de nuestra Alma Mater el grado de ingenieros. Con el diploma debajo del brazo, del lado que no llevamos la sudada arepa de cuando nacimos, vas a buscar trabajo y te ponen, ponle tú, a vender computadoras, o a escoger maquinaria y respuestos de un catalógo. Te siguen llamando ingeniero. Los más avispados se convierten en "ingenieros consultores". Y lo maravilloso del asunto es que te consultan y te pagan la consulta. Un tipo sin experiencia, preguntándole a otro que tienes menos experiencia aún y todos felices y contentos en su oficinas con aire acondicionado. "Capitalismo" tropical, que le dicen. Ingeniero no sube palo, ni cachicamo se afeita, es poco más o menos lo que le enseñan al profesional de la ingenieria: "Las manos se las ensucian otros..."
En la industria pesada, como la siderúrgica, un maestro de colada y su obreros jugándose la vida a 1800 grados centígrados, tratan con paciencia al ingeniero recién graduado que viene a decirles "cómo se bate el cobre". Es acero panelita. ¡Es acero!!! Un proceso hermoso donde la termodinámica del equilibrio de la escoria (¡que las hay equilibradas!) es una poesia de la que se enteran muy pocos "ingenieros". Y es allí precisamente, en el terreno de juego, aprendiendo el "know-how" (que le dicen) donde te gradúas o no de ingeniero metalúrgico. Y de allí a volver tus ojos hacia la ciencia y el por qué de las cosas naturales, también es otro poema. Sepánlo, jóvenes, el diploma es apenas una licencia, un papel incinerable, que si lo deseas te permite cobrar 15 y último por aparentar saber, lo que otros ya pensaron por ti (¡épale ARS!!!).
Asi las cosas, podemos decir igual de los egresados de la Facultad de Medicina. Se graduán médicos, licenciados en ciencias médicas, o como se le diga ahora. Si tienen suerte y ganas se convertirán en médicos. Los menos motivados por la salud y más motivados por el dinero venderán seguros. ¿Y los motivados por el "amor"? No sé, pregúntele a los ex-rectorcillos.
Los egresados de la Faculta de Ciencias no son científicos. Tienen el potencial de serlo, pocos hacen uso de ese potencial y como la vida del científico (que no la del politiquero mafioso) es dura, le piden a la hilandera que les teja una larga venda. Por eso la escasez de lino, supongo. Estos muchachos y muchachas egresan como licenciados en Física, Química, Biología, etcétera (dicho con acento barinés).
Podria seguir dando ejemplos hasta llegar a la Facultad de Humanidades y de alli a la Escuela de Filosofia. ¿Los egresados de esa escuela son filosofos? De bolas que no. Son licenciados en filosofía, que es algo un pelín diferente. Porque si un imberbe que le haya dedicado apenas de 5 a 10 años de educación formal en Filosofía, se cree igual a Sócrates, entonces debemos todos, en cada una de nuestras profesiones dejar la metáfora del subir cada vez mas la barra, como nos enseñó Sergei Bubka y nos dedicamos al fuchibol bonito como Socrates, Pele, Rivelino, Maradona, etcétera (dicho con acento barines).
Aunque, aqui entre nos, yo tengo la IDEA de que este "filosofo" del que yo hablo, esta Tostao.
¡GOOOOOOOL!!!, que algo queda...
Manuel Brito
Quienes estudiamos ingeniería y cum summa dificulta logramos graduarnos, recibimos de nuestra Alma Mater el grado de ingenieros. Con el diploma debajo del brazo, del lado que no llevamos la sudada arepa de cuando nacimos, vas a buscar trabajo y te ponen, ponle tú, a vender computadoras, o a escoger maquinaria y respuestos de un catalógo. Te siguen llamando ingeniero. Los más avispados se convierten en "ingenieros consultores". Y lo maravilloso del asunto es que te consultan y te pagan la consulta. Un tipo sin experiencia, preguntándole a otro que tienes menos experiencia aún y todos felices y contentos en su oficinas con aire acondicionado. "Capitalismo" tropical, que le dicen. Ingeniero no sube palo, ni cachicamo se afeita, es poco más o menos lo que le enseñan al profesional de la ingenieria: "Las manos se las ensucian otros..."
En la industria pesada, como la siderúrgica, un maestro de colada y su obreros jugándose la vida a 1800 grados centígrados, tratan con paciencia al ingeniero recién graduado que viene a decirles "cómo se bate el cobre". Es acero panelita. ¡Es acero!!! Un proceso hermoso donde la termodinámica del equilibrio de la escoria (¡que las hay equilibradas!) es una poesia de la que se enteran muy pocos "ingenieros". Y es allí precisamente, en el terreno de juego, aprendiendo el "know-how" (que le dicen) donde te gradúas o no de ingeniero metalúrgico. Y de allí a volver tus ojos hacia la ciencia y el por qué de las cosas naturales, también es otro poema. Sepánlo, jóvenes, el diploma es apenas una licencia, un papel incinerable, que si lo deseas te permite cobrar 15 y último por aparentar saber, lo que otros ya pensaron por ti (¡épale ARS!!!).
Asi las cosas, podemos decir igual de los egresados de la Facultad de Medicina. Se graduán médicos, licenciados en ciencias médicas, o como se le diga ahora. Si tienen suerte y ganas se convertirán en médicos. Los menos motivados por la salud y más motivados por el dinero venderán seguros. ¿Y los motivados por el "amor"? No sé, pregúntele a los ex-rectorcillos.
Los egresados de la Faculta de Ciencias no son científicos. Tienen el potencial de serlo, pocos hacen uso de ese potencial y como la vida del científico (que no la del politiquero mafioso) es dura, le piden a la hilandera que les teja una larga venda. Por eso la escasez de lino, supongo. Estos muchachos y muchachas egresan como licenciados en Física, Química, Biología, etcétera (dicho con acento barinés).
Podria seguir dando ejemplos hasta llegar a la Facultad de Humanidades y de alli a la Escuela de Filosofia. ¿Los egresados de esa escuela son filosofos? De bolas que no. Son licenciados en filosofía, que es algo un pelín diferente. Porque si un imberbe que le haya dedicado apenas de 5 a 10 años de educación formal en Filosofía, se cree igual a Sócrates, entonces debemos todos, en cada una de nuestras profesiones dejar la metáfora del subir cada vez mas la barra, como nos enseñó Sergei Bubka y nos dedicamos al fuchibol bonito como Socrates, Pele, Rivelino, Maradona, etcétera (dicho con acento barines).
Aunque, aqui entre nos, yo tengo la IDEA de que este "filosofo" del que yo hablo, esta Tostao.
¡GOOOOOOOL!!!, que algo queda...
Manuel Brito