La expresión es mágica, porque la matemática es magia. Si graficamos esa frase como una función, que podemos llamar "conducta", en el plano x-y, donde la variable x puede tomar como valor cualquiera de los idiomas que hacen emocionar a nuestros "intelectuales" (aquende o allende la talanquera. Me da igual) conseguiremos una línea recta, continua y paralela al eje de las ordenadas, con un valor que segmenta al eje de las desordenadas en: nalgas peladas. Cada "intelectual" criollito pela por el idioma donde disfrutó la bequita para termocefálicos que le dio en los 70 el otrora policía mata guerrilleros. Huelga decir que ninguno de ellos escogió como destino de aprendizaje un pais de Asia. No hay nada que aprender de "los chinitos". Tampoco se oyó mucho nombrar a la URSS o a sus "satélites", como tan gentilmente llaman los intelectuales revolucionarios (comillas al gusto) a los países donde se intentó hacer Revolución. Es que estos "socialistas" no pueden estar sin el capuchino y el vinito.
Tanto así es el efecto de oir hablar en el idioma que les revuelve los mas íntimo, que en las clínicas -porque Barrio Adentro ni de vainas-, la enfermera le pregunta a los "intelectuales" a que país fueron a sacarse el diplomita y, dependiendo de la respuesta, el urólogo les habla en el idioma que el paciente medio aprendió en su larga estancia: inglés o franchute -¡no hay más!-. Sin vaselina, según es la lubricación, les puede hacer el tocamiento de próstata. Todo un ritual de inteligencias, como decía quién sabe quién y citaba quién sabe qué otro cuál en quién sabe qué libro por el que "hay que pasarse".
Anestesiados, que algo queda...
Manuel Brito
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