Lo que me despertó interes en el asunto, ya al final del programa, es el haber escuchado el nombre del ingeniero Hermes Aguero. Está igualito el Hermes. No se ponen viejos los Aguero. No le dieron la palabra pero pude ver imágenes. Hermes apenas entraba al primer año de bachillerato cuando ya su hermano mayor y yo despegábamos de la gloriosa Unidad Escolar Gran Colombia. El y todos sus hermanos y hermanos son egresados de ese Alma Mater, que nos puso a mamater cada vez que reprimían con violencia cuarta republicana una protesta estudiantil. Y no solo formaron parte de la gran familia grancolombina en bachillerato. Los Aguero hicieron vida estudiantil allí desde el kinder, y si hubiese tenido ginecología la UEGC lo habrían hecho desde el parto. Me contenta saber que parte de una de las últimas generaciones salida de liceos, v.g., hijos de la clase trabajadora, que pudo ingresar a las universidades nacionales estén trabajando con, y para, la Revolución. No todo está perdido, aunque los rectorcillos hayan hecho mucho porque todo se perdiese con ese absurdo proceso de aburguesar las universidades nacionales.
Pero volvamos a los girasoles. El presidente dice que en Apure se dan unos girasoles hermosos. Que el sembró unos de modo "artesanal" y que hay fotos de esas bellezas con su hijo Hugo, hijo. No lo dudo. Que el proyecto de sorgo también debería ser llevado al Apure en un viaje. ¡Páralo ahí! Desoye la voz técnica del ministro que le dice que las oleoginosas se dan mejor en Guanipa, cerquita de las patas de la mesa y que las tierras apureñas tendrán a su cargo el arroz.
¡Qué bueno que no insistió!! Porque de seguro saldrán los muchachones de siempre que buscarán la forma de complacerlo y llevar un plan "revolucionario" de siembra de girasoles rusos en Apure, llueva, truene, o relampaguee. Y es que la palabra del líder de un proceso tan complejo, y tan lento, como es una Revolución pacífica (contradicciones aparte) es muy pesada y por eso hay que saber cuidarse, presidente. Que se dé en Elorza una buena mata de girasoles
en el patio de una casa, o que en Guasdalito las acacias echen menos vainas, no es razon científica para llevar un proyecto de escala a esos parajes.
Lo mismo aplica a la Revolución. La Revolución tiene que dejar de ser intuitiva y artesanal a nivel de pueblo, y dejar de ser la guachafita "democrática" a nivel de esa clase media problematizada que hace vida de petit comite a este lado de la talanquera. Estamos en una guerra -¡digo por si no se han dado cuenta aún!! - donde el enemigo usa todos sus recursos científicos para volvernos fororo. Nosotros tenemos una ciencia revolucionaria que enseña a identificar al enemigo, a identificar su modus operandi, y a definir sus debilidades. Va siendo
hora que se siembre esa disciplina de estudio en toda la geografía nacional. La práctica revolucionaria florecerá en todos los terrenos. Es una mata que se da en tierra acídica y en tierra básica. ¡No hay tierra neutra!!!
¡Siembra!!!, que algo queda...
Manuel Brito
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