2009/07/14

La Colosa de Rodas

Hace poco una empresa comercial sometió a votación "popular" la elección de las maravillas del mundo "moderno". Compitieron desde Stonehenge (UK) hasta la Opera de Sidney (AU). Es decir, que el mundo "moderno" arranca el día en que el primer mono se bajo de la segunda mata de tapara. Electas fueron: Chichén Itza (MX), Coliseo Romano (IT), Cristo Redentor (BR), Gran Muralla (CH), Machu Picchu (PE), Petra (JO), Taj Mahal (IN). Dejaron como guayabera a nada más y nada menos que: La Alhambra (ES), Angkor (Cambodia) y otras... Una elección difícil porque no se definen con claridad que se evalúa, y de que nos debemos maravillar. A mi en particular no me hace ni coquito la estatua que se ve desde Pan de Azúcar. Tampoco es que me Rio. Pero más me maravilla la ingeniería desplegada en el balcón del Templo Kiyomizu en Kyoto (JP).

Antes de ponerle título a este escrito busqué en la red de redes. Ya alguien lo había usado. Ese alguien es el presidente Chávez y lo uso para referirse a la mujer que me tiene la empalizada en el suelo: Patricia Rodas. Patricia: ¿Dónde habías estado tú todo este tiempo?

Entre Septiembre de 1973 y Abril del 2002 hice uso de un concepto que es la mar de inexacto: izquierdas (notese el plural). Patricia es precisamente -dentro de la inexactitud- una mujer de izquierdas. Una mujer de izquierdas que tiene toda la materia prima para convertirse en una lidereza del proceso socialista del siglo XXI, verbo y gracia: del movimiento al comunismo. ¿Qué hace falta para que la gente que es "de izquierdas", y que le funcione la tapara (que ya sabemos son pocos), de el paso necesario para militar en el comunismo? La respuesta es simple: recibir un golpe del Imperio. ¡Y acusar recibo!!! (que ya sabemos que hay unos tan ocupados con sus egos que ni se enteran, o se les olvida). Ahí va el presidente Chávez, poco a poco, que tenemos apuro, andando hacia donde toca ir. Y en el interim, el susto y la blanca palidez de la clase media profesional aquende la talanquera que piensa que la Revolución es guachafita, o que se dice su nombre en vano (por ponerlo en idioma de curso legal).

Ahora que oigo los pronunciamientos que se cuidan de denunciar al Imperio de José Tocayo Zelaya, quien aún no se deslastra de la influencia gringa que hizo de su país un protectorado, y que ¡oigo, veo, y devoro!! a Patricia Rodas enfrentar con resolución al golpe y denunciar la trampa organizada por la administración Obama y el lacayo perfecto y despreciable de Oscar Arias, puedo decir sin duda alguna que el golpe de Estado no fue contra el bueno de José Tocayo. El golpe se lo dieron a la Colosa de Rodas. La colosa de Centroamérica, a mi paisana: Patricia Rodas. Sin desmerecer el trabajo sindical de los comunistas hondureños y de sus herederos en los subsecuentes organizaciones revolucionarias, creo que es justo decir que al fin la izquierda de Honduras tiene una voz clara, fuerte, y por sobre todas las cosas, efectiva.

¡Un beso Patricia!, que algo queda...

Manuel Brito