2009/12/04

¿Vamos bien Camila?

La pregunta, en singular y usando la inflexión macha (vease Andrés Bello, "Aprendiendo a Silbar", 1811), es una de las frases más conocidas del Dr. Fidel Castro Ruz. El doctor y el Ruz se los pongo para que suene a comentario erudito, a análisis político (comillas al gusto) de tuerto para un país de ciegos.

¿Vamos bien Camila? Yo creo que no. Fíjate, Camila, hace apenas cuatro noches el profesor Martín Guédez, un hombre bueno en el buen sentido de la palabra, como decía Machado, recordaba, en su programa de los martes por Radio Nacional de Venezuela, la carta de despedida de Ernesto Guevara a Fidel Castro. Martín no le fue fiel al documento. Escribe el Che: "Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena; me alegro que así sea. Que no pido nada para ellos, pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.". Martín interpreta el contenido de esas palabras, y agrega: "no pido para ellos más que lo que pueda dársele al hijo de cualquier otro cubano, con los mismos derechos, con los mismo deberes". Idealista el Che, idealista Martín e idealista el que esto escribe.

Ya George Orwell nos alertó en "Granja de Animales" que puede que todos los animales sean iguales, pero que hay algunos que son más iguales que otros. Yo no sabía de tu existencia, y seguramente me habría quedado sin saber de no ser por esta alharaca pequeño-burguesa y decadente creada por el Centro Internacional Martita, para ponerle la guinda a la fundadora y asesora de ese "Sink"-Tank (¡sink de petrodólares!), y que de quien tampoco tenía porque saber nada porque mis fuentes de aprendizaje sobre la teoría revolucionaria las traduzco yo mismo. Entre mis múltiples defectos está el que nunca he creído en la gente(¡un decir!) que corre detrás del privilegio y de quien por un lado pide a otros sacrificio y por el otro ejerce el privilegio con fruición. Quizás de allí mi admiración por Guevara y su extraordinaria alergia al privilegio, a los honores, a la linsonja vacua. No sabes, Camila, cómo me duele el saber que existes, y el saber de tu periplo de privilegios contando con tan pocos años de vida. Privilegios de los que no ha disfrutado el hijo del goajiro que hoy quizás atiende a mis paisanos en algun módulo de Barrio Adentro.

Como cubana debes conocer de beisbol. En Venezuela decimos que hay gente que cuando nace, ya está parada en tercera base esperando para anotar la carrera. Mala cosa, ¿no?

Mala cosa..., que algo queda...

Manuel Brito
Tsukuba, Japón