2009/12/11

El "Capitalismo de Estado" salto la talanquera

Entre las cosas admirables y angustiantes que consigo en Bolívar está, además de su Campaña Admirable, su discurso al Congreso de Angostura. No es un juego de palabras. El Congreso de Angostura, es la angustia de un hombre que sabe de su limitaciones. Bolívar sabe de montar a caballo, de disparar con revólver y fusil, del manejo de la lanza y la espada, de cómo enamorar carajas bonitas, de política de altura, de romance, de sueños, pero a la hora de redactar leyes, sabe que tiene que dejar las cosas en manos de gente que se preparó técnicamante para ello. Gente que no necesariamente entiende para dónde vamos, y que -tecnicismos aparte- no está clara en el tipo de leyes que se requieren para la nueva república, y más aún para que esas leyes no obstaculicen el proceso de hacer que América exista en nación según el ejemplo que Caracas dio sin dejar que triunfe el vil egoismo. Por eso su angustia en Angostura, y por esa angustia ese discurso le quedó del carajo.

Una de las cosas que debe ser importante a la hora de redactar leyes es no utilizar términos vagos. Se preguntará el mas avispao: ¿Y cómo hacer con la "Ley de vagos y maleantes"? Tú ves... No puedo responder a todo. Si tienes algún problema con conducción eléctrica de óxidos, o difusión de cationes a través de interfaces óxido-óxido, reacción y estructura de interfaces en materiales disímiles, si quieres aprender cómo hacer uso eficiente de los combustibles, quizás te pueda ayudar. Pero lo que si tengo claro es que los términos que componen la frase que sirve de título a esta exposición, son términos vagos. Y quien abusa de términos vagos podría, sin querer queriendo, convertirse en un maleante.

Estudia viejo, sin cesar"ismo", ¡estudia!!!

¡Cigarrón atora!, que algo queda...

Manuel Brito