Les ve uno darse con gesto altanero ante el dr. Varito, o ante cualquiera de los presidentes del Imperio -aunque todavía con la esperanza negra en el pecho-, y los miras sonreir, agradecer, sobarle el lomo, estar de acuerdo, felicitar al: i) doctor honoris causa de una universidad que ni siquiera tiene curso de doctorado, ii) anticomunista camaleón disfrazado de gente decente, iii) jalabolas consumado, contrarrevolucionario, cipayo, monigote claudicante de centro américa, iv) ¡ajá!!. Todos miembros del club de mochos. Todos miembros de la sociedad de cómplices que se viene combatiendo, y se combate a muerte, antes de que nos asesinen por la espalda.
Todos a la espera de ver quién cae del altar rojito para entrarle a patadas, todos esperando a que alguien lance la primera piedra para comenzar la lapidación, pero ni uno solo con capacidad testicular de denunciar los atropellos, las componendas, los negociados de los amigazos, de los compadres, de los compañeritos de lista, ¡oiga! que la "revo" no debe llevarse a "extremos".
Voladuras de ojo. ¡Ay Lucía!!!! que algo queda...
Manuel Brito