2009/11/26

¿Por qué no se avanza?

En el 2002 era un pituquito con miedo escénico. Para él, en un nuevo ambiente, ante nuevas caras, bajo nuevos métodos, el dilema era entre quedarse callado y no hablar. De haber conocido las artes de los agentes fantasma hubiese preferido desaparecer convertido en pared, sin pretender espiar. Simplente desaparecer. En el 2009 es líder. Demuestra disciplina de la mente y del cuerpo. Tiene voz. Tiene voto. Se preocupa por aprender otros idiomas, es decir otras culturas. Se niega a ser nariceado. Sus argumenos son formalmente lógicos, aunque de vez en cuando "vaya preso".

En solo siete años el cambio es tremendo. El progreso es medible. Es sensible. Y por sobre toda las cosas sus logros son auditables; no esta metiendo caña, que es la primera técnica que aprenden los hijos de papá en el entrópico trópico. Esos muchachitos egresados de escuelitas pagas con nombre de santa.

Siete años son suficentes para que un crío crezca y desde ya se vislumbre el qué será. Siete años de formación y de trabajo tanto del muchacho como de quienes velan por su bienestar; que es diferente a velar por su "exitosa vida profesional" (billete y más billete). Y quizás el paralelismo traído de los cabellos no tenga cama ni cabecera de piedra, que no estamos para rancheras, pero: ¿Por qué no avanza la Revolución?

Mi hipotésis es sencilla. No está infiltrada la Revolución. La Revolución está penetrada. Penetrada por todos los huecos posibles, y con vaselina en abundancia, por los anti-comunistas. Racistas, clasistas, homofóbicos, falangistas, fachas... Gente que no cree en una sociedad de iguales y que desde adentro del aparato burocrático, y del sistema de educación, con sus talentos -¡un decir!- sin probidad seguirán azotando a mi pueblo, con la complaciencia de los revolucionarios que aún se chupan el dedo. Hasta que ese pueblo que azotan les ponga un parao. Les llevo la cuenta, Alí. Jala que al soga se revienta.

Gato, cascabeles, etcétera, que algo queda...

Manuel Brito