2009/11/21

Ese halo de "democratas"...

Aprender en cabeza ajena es quizás uno de los procesos más difíciles a los que se pueda someter un ser humano. Claro está, quitando el aprender trigonometría, álgebra, química inorgánica, difracción de rayos equis, y algunas otras 400 ó 500 herramientas básicas que le permitan a la gente sacudirse las estampitas de José Gregorio (trujillano honesto contra el que no tengo nada personal).

Durante la Segunda Guerra Mundial se impuso una terminología para darle hasta con el tobo a todos aquellos que colaboraron con los nazis en los territorios ocupados por la hueste facha. Aunque no solo se expandieron por el hueste, al heste también fueron a joder y los soviets le pararon el trote. Los franchutes, que todo lo arreglan con perfume, los llamaron: culobotar (o algo así...). Al "petit comite" no hay que traducirles. Ellos todo lo perfuman. Pero para la gente debemos explicar que se trata de los gusanos que "botan el culo" al primero que pasa detentando poder.

En Venezuela se instaló un gobierno paralelo el mismo día en que Hugo Rafael Chávez Frías (como le gusta decir a la gente honesta de mi pueblo y repiten con frivolidad los zorros y camaleones) firmó el decreto con fuerza de ley llamando a constituyente: "Constituyente!!
Constituyente!! ¡Epale, es contigo!! ¡Ven acá!".

Mientras estos social-demócratas (perdonen el insulto muchachones pero ¡estamos en Revolución!) tengan a su gente metida en la administración pública, y mientras la clase media y sus aspirantes (que son los peorcitos) tengan metida hasta la raíz el maño de la Venezuela "saudita" (tú sabes, por puro cariño al Islam) serán ellos quienes gobiernan. Y lo digo con pesar porque sé que mucha gente trabaja para liberarnos de ese gobierno paralelo, mientras que muchos otros colaboran con él. Son los que dan el culo por una lisonja de social-demócratas de antigua tradición cleptómana: "es que tú eres chavista, pero inteligente", o por el saludito del ex-cualquiervaina que se haya servido (vuelve a leer) de la cuarta república en cualquiera de sus modalidades: derecha dura o izquierda complaciente.

Estos son los colaboradores, los que le tienen culillo a la Revolución, los que "no pierden amigos por Chávez", los que se llevan del carajo con los compadres y comadres de los capos mafiosos de ese gobierno paralelo que no nos deja vida, y gozan la aberrante contradicción como si fuese un pasodoble cantado por Memo Morales. Total, lo importante es que ellos y los ex-caulquiervaina que subastaron a Venezuela mantegan el malholiente halo de "demócratas"...

¡Ta' facil!, que algo queda...

Manuel Brito