2009/07/27

¿Humor? (2)

Nicola di Bari se disputa con el brasileño Roberto Carlos el último lugar en mi ranking de la "música" (si lleva comillas es un concepto elástico) por la que no doy ni una locha partida por la mitad. Nota bene: Destruir la monedas es un delito.

Entre el millón de amigos de Roberto Carlos que le permiten cantar con fuerza - prueba irrefutable de que no los tiene, porque ese señor ni canta, ni presta la batea- y el slogan de Di Bari de que es "el último romántico", pero bien último, ultimisísimo, "de lo last", como dicen en Valera, creo que hay material para escribir una novela de izquierdas extra-light, niunacosa nilaotra, nisiquieratodolocontrario, como esas que escriben los colombianos pitiyanquis de corazón y que premian los venezolanos tontos de cuerpo entero.

"Romances" empalagosos, predecibles y babeantes aparte, el último humorista de Venezuela si sé quién es. Es, presente burda de perfecto. Los genios jamás mueren y mucho menos si son mis apreciados paisanos. Aníbal Nazoa puso en prosa, lo que Alí Primera puso en canción: El marxismo. El humor de Aníbal no es trivial. Sus dardos y su curare -elementos esenciales del humorismo- no son dirigidos "a quien pueda interesar", o "al que le caiga le chupa". Llevan destinatario tan bien identificados, tan bien descritos, y tan bien julepeados que sólo los tontos, que siguen siendo demasidos para la población escasa que tenemos, no se dan por aludidos. Y hasta se sonríen de la malicia del autor. El humor se ejerce en contra de quien usa el poder en contra de los pueblos -otra elemento esencial- y también se ejerce en contra de quien detenta ese poder en nombre "de los pueblos" (Evo dixit) y no sabe qué hacer con ese poder, además de mirarse con el espejo el maruto de su colgante barriga (dicho sin distingo de género). En Revolución, ser empleado público (susceptible a críticas desde todo el orbe, ¡incluyendo el Archipiélago Japonés!!!!) es menos fácil que ser policía en la cuarta republica. Al funcionario se le pide trabajo revolucionario, y no simplemente "buen trabajo". Hay que estar a la altura del momento, y no a la bajura de las amistades lisonjeras y de las excusas pendejonas.

Por ello y por mucho más, porque hace calor y el reloj de tiempo me dice que no me queda mucho, es que me da tristeza que alguien diga que la segunda generacion de los Nazoa, sea lejana, sea cercana, heredó de Aníbal y de Aquiles su "vena humorística". Una expresion de ese tipo no pasa de ser una jalada, una lisonja, un chorro de baba de clase media acostumbrada a tener un millón de amigos para ver como quedan ellos allí. Que las mafias cambiaron de color pero siguen siendo mafias: arribistas, arroceros, adecos post-58 de corazón.

La inteligencia no se hereda. La experiencia del trabajo político tampoco. La capacidad de análisis tampoco. Los necios que pretenden hacer humor a punta de apellidos terminan siendo unos payasos de categoria "di Bari", no pasan de ser rochelita para mentes débiles. La segunda generación de los Nazoa, de los Delgado (allende o aquende la talanquera movil) dan pena a quienes aprendimos de los genios criollos el discreto encanto de ejercer el humor. Humor que con humor se paga. Juana Inés les dedicaba unos versos:

Mujeres necias que etc, etc, que algo queda...


Manuel Brito

http://moliendo-cafe.blogspot.com/