2009/07/16

Es que son muy "decentes"...

Refiriéndose a una mujer, que merece llamarse mujer, de esas que se asoman al amor, que esparcen su aroma y que son leño que sabe arder, decía alguien en su moralina: Es "de cente"... nares de cogidas. Cosa que no tiene nada de excecrable si la mujer disfrutó (e hizo disfrutar), como se debe, cada una de esas tantas oportunidades de tomar al cielo por asalto. Por ahí salió un exagerado a decir que hay hasta 192 G (G-192). Yo seguiré buscando y descubriendo por mi cuenta pero el Dr. Bianco debería dedicarle un programa a este asunto.

La decencia, como concepto puesto en la boca de los moralistas y de gente que considera que sus creencias religiosas son superiores -superiores a la realidad, a los ardores, y a las atracciones mutuas- es una verdadera calamidad. Decente es quien se cuida de que no lo vean contraviniendo "las tablas" de Moisés. Ya sabemos que se les dice así porque el bueno de Moisés no ganó una, pero empato algunas. Matan, pero nadie los ha visto matando. Roban, pero nadie les puede comprobar que lo hicieron. Y como aprojimadamente dicen los gochos: Desean a la mujer del prójimo, y la del que esta mas allá del prójimo también. Decencia "es pues", "dealgunamanera", "quebuenoque", deshonestidad a prueba de cochocho.

Y de allí, o de aquí, es que podemos observar cómo la gente decente se trata con tanta decencia, con tanta pluralidad, y con tantas comillas que se ya se me borra el número 2 en el teclado. Por eso es que en medio de una Revolución el país sigue en ese marasmo guachafitoso, en esa calma chicha, en ese diálogo entre amiguitos de la infancia o de la "uni", en esa "decencia" de tener que aguantar las webonadas que los webones dicen desde sus tribunas públicas e impúdicas. Una paz que sólo se romperá cuando el pro-cónsul imperial que funge de embajador ordene dar el golpe final.

Con frenético ardor, que algo queda...

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Manuel Brito