Un título que revuelve la sangre de la arrechera pero que resume el intercambio bobalicón entre gentecita que se considera el eje sobre el que rota el planeta: clase media "profesional" (aquende la talanquera), los "asesores" de la "revolución""(comillas al gusto). Intercambio donde, entre otras cosas, se hace explícita la poquita fe (¡epale Bobby Capó!!) que tienen estos "revolucionarios" de la oportunidad en la capacidad de los pueblos de gestar y llevar adelante una Revolución.
Te dicen con su cara muy lavada de cuarta república y de sociedad de cómplices que pretenden seguir implementando: " A Pérez Jiménez lo tumbó Eisenhower". Supongo que porque no se le veía bonita la medalla "por favores recibidos", por lealtad, por consumo suntuario, por orgías de cemento para facilitarle el trabajo al Imperio. Medalla que le puso el embajador Warren en la protuberante panza. Y todo esto se hace bajo la mirada lánguida y pendejona de alguien que dice ser historiador y revolucionario, uno de los jefes de la connotada Misión Dr. Scholl: la que no pisa callos (o sólo se los pisa a quienes no tienen ningún tipo de poder para devolverlo a la mierda).
La Historia nunca la han escrito los pueblos. La escriben los vencedores y sus oportunistas "asesores". El gordito de Michelena, el gordito del exilio de oro en la Madrid de Franco, será subido a altares de malaquita por los "socialistas" y "revolucionarios" que tienen la memoria de adorno y una ética profesional que brilla por au ausencia. Esos que ya están pensado cambiarle el nombre a la unidad de producción que se usa como lugar turístico para convencernos de que vamos bien, por el más combatientne nombre de "Doña Flor Chalbaud de Pérez-Jiménez".
Nosotros, los eternos vencidos, pero irreductibles, pero vertebrados, tenemos que conformarnos con patalear, seguir llorando a nuestros muertos y mártires, contar la historia como lo que fue y no como lo que pretenden imponer los equipos de ideología bolsiclona "nacional y popular", hasta que un día, uno de estos, la gota derrame el vaso y tengamos otra jornadas anarquistas como las del 23 de Enero, el 27 de Febrero y el 13 de Abril, y que esta vez no quede piedra sobre piedra donde puedan anidar las aves de rapiña: los "asesores". Ese dia nacerá el hombre nuevo, porque ese será el día de la total liberación de mi pueblo de ideologías, religiones y esoterismos inculcados por gentecita que se mueve por pura conveniencia, por puro interés personal, por puro oportunismo, por estar en la pomada.
¡Hirudoi!!!, que algo queda...
Manuel Brito