Hasta el dia (Abril 11, 2002) en que la CIA decidió hacer en Venezuela lo que había hecho en Chile en Septiembre 11, 1973, los medios de comunicación -los pro y los contra- me decían que lo que Chávez llamaba revolución no era más que un tinglado peronista, en donde los "asesores" de origen italiano que hablan castellano y se comportan como lores británicos no eran minoría. Contra esa forma invertebrada de hacer política, contra ese circo de "ni capitalismo ni socialismo" de profundas raíces mussolinistas, escribí, y buena parte de lo que escribí Pablo Brassesco lo publicó en "El Nacional". Ese tinglado cayó -decía yo- junto a la mafia miquilenista y otros lastres cuartorepublicanos cuando se dio el famoso "vacío de poder". Porque si algo cayó ese día, eso fueron las máscaras.
La leyenda de que Marisabel le dijo Chávez: "Gracias por existir", a la que lo único que le faltaba era otro terremoto en "El Tocuyo" para tropicalizarla; desfiles militares en Los Próceres en traje de gala perezjimenista, Chávez estaba calcando esas y otras tantas taras (por lo invertebrado) de los regímenes "anti-imperialistas", militaristas y "nacionalistas" (pero con sus consabidos exilios dorados en la España de Franco, la del garrote vil). Así habrá sido el coñazo de Estado, que algunos llaman vacío y otros golpe, para que despertara Hugo Rafael, y así habrá sido para que con él despertara todo un pueblo.
Ya mi gente no le tiene miedo a la palabra Socialismo y ahora estamos dispuestos a hacer una Revolución. Y vamos también a vacunarnos contra el miedo al Comunismo, porque el Socialismo no es más que un proceso que conduce, le guste o no a la clase media profesional (aquende y allende la talanquera), al Comunismo. Falta mucho por hacer, es verdad. Nos toca como pueblo tomarle la palabra a la Constitución y al líder de la Revolución. Seremos potencia en tanto seamos un pueblo culto. Seremos potencia en tanto seamos un pueblo con disciplina científica en la forma de razonar.
Atrás quedará la metafísica y quedarán los "doctores" y los "profesionales" que sólo pueden mostrar un título universtario y una ristra de trampas y falsificaciones que los identifican como pajarobravos y sólo eso: pajarobravos.
Es por eso, y sólo por eso, por lo que en los próximos meses, volveremos a leer, oir y ver a la manada de peronistas, perezjimenistas y otros "nacionalistas" infitrados en los medios de comunicación alternativos, arguyendo en contra del carácter socialista de la Revolución. Para ellos, invertebrados, la teoría revolucionaria es una "receta" de Marx que "no es ciencia y además es extranjera". Para ellos, el proceso social es "venezolano, bolivariano, indoafroamericano y humanista" y no tiene nada que ver con el marxismo. Debe divorciarse, desligarse, hacerle "fu" al marxismo. El anti-comunismo visceral de Juan Domingo Perón aún vive en los oportunistas que hacen vida, por ahora..., dentro de la Revolución. Intentar "enamorar" a la gente que con celo cuida sus cadenas, sus sortijas y relojes, y su "trayectoria profesional" (de dudosos frutos) para la Revolución de los que no tiene nada que perder, excepto las cadenas, es como intentar convencer a los zamuros de que coman alpiste, o de que se mueran sin obligarnos a hacer uso de la pólvora.
Cigarrón atora, que algo queda...
Manuel Brito