2009/02/11

Los ultrosos, los lustrosos y el equilibrio precario

No recuerdo quién lo dijo, pero yo lo aprendí de Roberto Hernández Montoya, porque es uno de los 10 párrafos que son constantes en su trabajo de opinión (y valga la pena decir su trabajo matemático, por aquello de la permutación): "No podemos dejar que la Revolución se convierta en vulgar gobierno" Mosca ahí los que están en el gobierno,
entonces. Se lo dice alguien que esta en Revolución, porque como dice el mantra; No tengo nada que perder. O como dicen los burguesitos frustrados: Soy un nadie ( a mucha honra!!)

Otro párrafo constante es aquel del ultroso que critica y crea sospechas innecesarias en aquellos revolucionarios (va sin comillas) que se compran una camisa. A la final esos ultrosos terminan saltando al talanquera y atacan a la Revolución con saña, y lo consideran -ellos mismos- una hazaña. Eso me consta. Pero la historia no se queda ahí. Resulta que despues que el ultroso salta la talanquera, deja la ladilla, y traiciona a la Revolución, el revolucionario que se compraba la camisa nueva, decide convertirse en lustroso y se compra una camisa nueva todos los dias. La metáfora de las camisas es excelente. Pero sabemos que no solo de camisas viste el hombre (o algo así, pero con pan...).

Mi imaginación es ancha, pero no es ajena. Es mía solita. Dentro de esa imaginación nunca pensé que me tocaría leer una defensa tan pobre y sosa a una critica válida al sistema de premios del CELARG, en los términos en que fue escrita por Roberto Hernández Montoya. Es decir, en términos de desprecio por las críticas válidas. Supongo que dejamos que la Revolución en el sector cultura se hiciese gobierno, y dejamos de criticar la segunda camisa nueva. Meo tantas culpas como líquido haya ingerido. Supongo que de seguir así, llegaremos un día revivir aquellos años del "equilibrio precario" en que el cacique Simón Alberto Consalvi (que no se sabe si es engreído, o es nulidad o todo lo contrario, pero tiene glamour...) se dedicó a destruir a los intectuales contestarios de izquierda a punta de cheque y firma.

Mi Revolución, que todavia tiene mucho de guevarista, acabaría sin ningún tipo de contemplación con "Los Premios" y con las roscas, prebendas y presupuestos que giran en torno a ellos. Las demás obras de Cortázar, incluyendo esa Rayuela que nos permite permutación de capítulos, que no de frases, puede quedarse, si le place.

Cosas Veredes, Quijano!!!, que algo queda...

Manuel Brito, Premio Nacional de X, Premio Estadal de Y, Premio
Municipal Z, y Premio Calle Intermedia.