Cuenta un cristiano de estos que habla mucho de la Madre Teresa de
Calcuta y de su sacrificio, pero que canta sólo para quienes pueden
pagar en especies (para dejarlo todo en la India), que una vez le
preguntó a un viejo por Jesús. Dice Cabral que que ahí mismo lo
conoció (a Jesús) cuando le alcanzó un espejo. Ta' bonito el cuento.
Supongo que el viejo no era abuelo de Atahualpa Yupanqui porque a ese
viejo le preguntaban por dios y se quedaba viendo con tristeza (que la
arrechera es una forma de tristeza) y nada respondía.
La última vez que supe de Facundo, estaba en Globovisión haciéndole el
jueguito a un trío de payasos de género indefinido. Que no es que me
preocupe la distribución de cromosomas de los terci@s en cuestión,
sino el que usen esa carga de extraordinaria mariquera para azotar
nuestro entusiamo de pueblo que marcha hacia la liberación.
Facundo Cabral es el ejemplo por antonomasia de la gente que es
equilibrada, balanceada -como ellos mismos dicen que son-. Se gana la
enemistad de los fachas argentinos porque su disfraz de proletario les
hace pensar que es revolucionario, y se gana la enemistad de los
revolucionarios latinoamericanos por cantar en contra de la Revolución
Cubana para que aplaudan (y paguen en especies) los malandrines -no
todos,claro, mis amigos son panes de hallaquitas que no ponen bombas;
solo las aplauden- del exilio cubano. Y con todo y eso sobrevive y
acumula capital.
Ni eres de aquí, ni eres de allá (aunque sospecho...), y no tienes
edad, pero si un porvenir asegurado y buchón porque la neutralidad
rinde pingues beneficios. Y todos podemos ser suizos (o algo así...),
que decía el adeco feliz aquel. Lo que jode es que este tipo de gente
usa los medios de comunicación que deberian ser alternativos,
inoculadores de valores socialistas y no burgueses, como pulpito (y no
precisamente esa delicia que pone acento a la cocina gallega) para
seguir su apostolado de neutralidad. Neutralidad en contra (vaya
pleonasmo!!) de los intereses de las mayorías excluidas. Mayorías que
aún no disponen de las herramientas necesarias para detectar a quienes
están allí para que las cosas no cambien. Para que todo siga como
está. Para que la balanza no se incline hacia la izquierda. Para que
no se radicalice el proceso de cambios. Para chalequar el trabajo de
educación revolucionaria que algunos pocos, como Vladimir Acosta,
intentan hacer desde los medios del Estado.
Púyalo que va en bajada, que algo queda...
Manuel Brito