2010/02/23

Venezuela Omega

La voz que salía del radio portable como el agua "El Castaño" decía que Omega era el reloj que había llegado a lo "autártico" con la marina "norteamericana". No decía si la marina era de México, de Estados Unidos de América, o de Canadá. Total, no era una clase geografía. Tampoco decía si era la marina de guerra o la marina mercante. ¿Qué importa? ¿A quién el importa la medición del tiempo en el entrópico trópico? Es más, ¿a quién le puede importar que se alcance un nivel autártico?

El último que quizo crear un país autártico fue el generalisisimo Panchito Franco y Bahamonde. ¡y lo logró!!! España, que en los días de la Republica (¡Salud!!) sintió un respirito en su "rica" historia de celestina del capitalismo, se convirtió en pocos meses en carroña medieval, la del garrote vil, y tanto así que a más de treinta años de muerto el galleguito, todavía España no da pie con bolas. Por ahí le viene el tequichazo. Por ahí se le viene a bajo el tinglado neoliberal que a punta de jalacolaboración con el Imperio creó el Partido Popular (¡me muero Derrida!!) , y con la anuencia de ese amasijo de superficiales que es el PSOE, cuyas siglas no significan nada, para nadie.

Cuando el excelso grupo, líderes de masas, que se hace llamar "los Detractores del Chávez", con ingenieros aguaos y jalabolas ticos oliéndole los peos, proponía negarse a comerciar petróleo con el Imperio, asumían -supongo- que podíamos subsistir a punta de yuca frita en orimulsión.
"No necesitamos de los dólares imperiales". "Yankee go home. Gringo go home" con voz más poderosa que la de Alí, que ya es mucho decir, pero al mismo tiempo con una inexplicable llorantina por la paridad del bolívar con el dólar. Consistencia que le dicen...

El mismo argumentazo ahora viene de otro detractor de Chávez, y detractor de todo lo que tenga tufito a Revolución. Y es que este "pelao" ha leído tanto autor franchute que se le pelaron los cables de su circuito monárquico-oligarca: "La Revolución soy yo". Sin él y su teoría de la democracia perfecta: el sifri-"socialismo", una inexplicable llorantina por una revolución pacífica, pluralista, hiperdemocrática, hiperconstitucionalista, que no pisa callos, hello kitty, nuestro destino será confinado al culto a la personalidad de Chávez impuesto por burócratas estalinistas ("me paseo" por los escritos desde Higuerote de Marx).

Ahora viene con ese "nuevo" discurso autártico, amañanado y manipulador, en el que acusa a Chávez de ser dilecto socio de Bush. Como diría Frau Helena Fallenstein, la mama de Weber: ¡mijito!!!

Pasa que alli donde usted lo ve, Luis XIV no era carpintero de muebles de lujo para sifrinitos y familias de blanquitos de dos apellidos. El Rey Sol ocupó su trono 72 años y en el interín Francia se convirtió en una potencia a la n-potencia comparada con sus vecinos (me recuerda a Neper y sus logaritmos). Claro está, todo esto dicho con orgullo franchute e imperialista (me paseo nuevamente por Derrida). No mentía Luis XIV cuando decía que en sus posesiones no se ocultaba el sol, ni siquiera durante los eclipses totales. A un tipo así, hasta una brabuconada de estas le queda simpática. Aunque un paseíto por el Salón de los Espejos le debió alterar la hemoglobina. Porque ¡qué cruel puede ser un espejo!!!

La Venezuela Omega que proponen estos portentos del pensamiento "revo", "radicales" en la verborrea pero no en la acción, no es posible. El petróleo venezolano seguirá fluyendo hacia los países que puedan pagarlo mientras exista una deuda social en Venezuela. Y la deuda más jodida que tiene Venezuela es el surgimiento de un plantel de profesionales de la ciencia y la ingeniería y de compas obreros calificados -diferente a "revos" escribidores de webonadas "sociológicas"- y que le den autonomía al aparato productivo del país. Que creen tecnología, que desarrollen la infraestructura, que enseñen a la gente a pensar con lógica, y no que se dejen montar la pata por sifrinitos verborrágicos. Profesionales que no usen su talento como azote de los pueblos y que tengan capacidad de comunicarse con el ciudadno de a pie, sin estar citando a la Mamá de Weber para comprar un bollo de pan, o a Sartre para vestir con elegancia.

¿A que hora es que es el pelotón?, que algo queda....

Manuel Brito