Ni siquiera Los Panchos me llevan la cuenta, pero pasaron más de mil años, muchos más, hasta que un día me volví a topar con el nombre del androide. Y digo androide porque robot es otra cosa. Nótese que puede ser una " 'mutación' al compás del avance tecnológico" o un retroceso en el lenguage (¡igual da!). No es Arturito, es R2D2. Excellente castellanización de unas siglas. Cristophorus Columbus quedó de quijada batiente...
Ahora tenemos otro tipo de androide, LUD2, incanzable escribidor que para darte un mensaje -¡y sólo uno!- puede llenar 20-30-40 cuartillas y todavía le queda tinta en el tintero y quizás alguien que lo quiera. Ya lo llamamos en la calle: Erudito. Pero a diferencia del simpático R2D2 (más que los muchachitos andinos, supongo), a los LUD2 los sacan de fábrica como quien saca un Ford Tablita. Todos del mismo color, todos con el mismo diseño. Todos copias de todos. Original el primero, los demás son producto en masa. Porque piénsalo un rato... ¿Sabes cuántos años pasó Cervantes poniéndose de acuerdo con Saavedra para poder escribir el Quijote? Y un currutaco de estos se manda a diario 20-30-40 cuartillas y todavía le queda tinta en el tintero y quizás alguien que lo quiera, para simplemente decir: "Yo creo que no es asi, es asao" y en temas triviales.
Humildad "revolucionaria", que algo queda...
Manuel Brito