Hay hijos que terminan por hacer que la gente irrespete a sus padres. Padres (un decir que incluye a madres, como se sabe) que tuvieron que darse con todo para rescatar al país de un dictadorzuelo que lo sometía: al sector bolsa y chauvinista, con cemento armado y "desarrollismo nacionalista" para beneficio de las petroleras, y a los venezolanos con conciencia a punta de tortura, destierro y terror. Padres (un decir que incluye a madres, como se sabe) que tuvieron que darse con todo para combatir al tinglado de "democracia" que nos impuso el imperio en 1958, cuando se cansó del gordito de Michelena.
A mi me ladilla en exceso que alguien use a su padre de mampara para decir pendejadas, para dar clases de política claudicante y de "democracia", para comportarse como un niño malcriado, para claudicar ante el enemigo para dárselas de "demócrata". Y si se lo reclamas, entonces saca histérico el argumento pajúo de acusar de "pureza" a quienes tienen la virtud de no sentarse a comer con el enemigo de clase, con los traidores a la patria. La próxima vez que un hijo de Cruz Villegas me saque el escapulario de su padre para decir sus webonadas pequeño-burguesas para defender su reprochable conducta de claudicante, vamos a tener que cambiar el tono con que se respeta a la memoria del luchador, para llamarlos a ellos -segunda generación de muchachitos malcriados de clase media- por su nombre: Chulos del Partido Comunista. Chulos de la Revolución.
¡Ditto!!, que algo queda...
Manuel Brito