2009/11/17

La muerte de un burócrata

Hay gente que se desvive por formar parte de la burocracia. Son los más. Son la gente que asocia gobierno con farándula. Eficiencia con estar en la pomada. Patria con estar (o ser) ellos en el centro del huracán mediático; primera fila en Aló Presidente y cosillas así. "Yo sé lo que tú no sabes...". Otros, aunque menos, se mueren apenas los nombran burácratas: el cerebro se les paraliza. Vegetan sólo para defender el puesto y ser fieles a quienes los nombran en esos puestos.

i)El método científico que me permite decir que A es mayor que B es la secuencia que se viene aplicando desde los días de Descartes. A saber: observación, inducción, hipótesis, experimentación, demostración (o todo lo contrario), tesis. Acepto que he fallado más de una vez en plantearme hipótesis con gente que se dice revolucionaria, o en diseñar un experimento para demostrar que no son revolucionarios, pero las cargas se arreglan siempre en el camino, mientras el poder de observación y la objetividad se mantengan. La naturaleza es simple y la naturaleza humana de los faranduleros más aún. Con el mismo método puedo decir que ya basta de guachafita inconducente o de ofrecerle tribuna a quienes sabemos nos causaron, causan y causarán daño. El mismo método que me enseñó a diferenciar entre lo que que está bien y
lo que me conviene.

ii) Cuando la profesión exije ser evaluado constantemente por autoridades (en grado de experiencia profesional y no de pajaloca en prensa nacional) en los tópicos tratados científicamente, cuando se necesita ser consistente en lo que se escribe, cuando no se puede saltar a la torera por encima de la memoria y de los hechos experimentales, cuando la comunidad exige darle valor al trabajo que otros han hecho, entonces se aprende a escribir con lógica, con consistencia, sin dejar cabos sueltos, sin golpes de pecho, sin dramas, sin lágrimas de cocodrilo (o cocodrila, para ser constitucionales). Lo que se aprende como profesional de la Ciencia es útil en todas las facetas de la vida. Y mas aún en la formación de opinión y en la presentación por escrito de esas opiniones. No le resta valor a la poesía pero no es de literatura romántica que discuto. Discuto de Revolución, es decir de cambio radical.

iii) El mismo método, el de usar la cabeza para algo más que un ganchito para pelo, imposibilita el sumar peras con manzanas ( a los agricultores de la zona templada), o sumar mangos con guayabas (a los recolectores del trópico), o sillas con mesas a cualquiera que no tenga que verse obligado a defender lo indefendible, o a ir por la vida repartiendo y buscando recomendaciones. La Republica Islámica de Irán y la mafia católica, apostólica y romana son dos categorías diferentes. La República Islámica de Irán, es un Estado soberano, que "ha sido sometido a todo tipo de vejámenes, humillaciones y desprecio" por los blanquitos imperialistas y por los aspirantes a blanquitos (que son los peores). La mafia católica, apostólica y romana, a la que por voluntad propia pertenece la monjita farandulera, soldado calificado de la cúpula que nombra Ratzinger, se ha encargado de ser líder por 14 siglos en la vejación, humillación y desprecio por el Islam y su seguidores. La República Islámica de Irán, un Estado soberano, es un aliado importante en política petrolera, en política política y en política científico-tecnológica. La mafia católica, apostólica y romana, es un lastre retrógrado importante. El más importante de todos cuanto nos afectan. Combatirla en todas sus facetas, las "progesistas" y "valientes" de ultra-derecha dogmática y teológica, y las menos vaselinosas de derecha pura y dura, bancaria y mafiosa, es prioridad.

iv) Cuando la derecha (aunque se crean que son de izquierdas) aplaude, es porque algo se está haciendo mal.


¡La Revolución es Ciencia!! que algo queda...

Manuel Brito