2010/01/13

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Cuando uno canta la cancion que sirve de título a este "suelto", como le gusta decir al dueño de una generosa papada: Misia Martínez (a quien todos conocemos como Ibsen), y la canta a las 11 y 11 minutos, no importa si de mañana o de noche, decimos que estamos en la hora de los palos con todo y musiquita.

¿Que se puede hacer con un palo?

Número uno: nunca dárselo a un ciego. Fíjense la debacle moral de la UCV desde 1988. ¡Claro!, a no ser que se tome total resposabilidad por lo que el irresposable ciego haga con ese garrote. Le pregunto a los presentes si no se han puesto a pesar que la Igualdad, Libertad, Fraternidad no valen una locha sino van acompañadas de RESPONSABILIDAD.

Número 2: Lo mejor que se puede hacer es encabuyarlo. No hay criollo que se respete que no sepa el significado bélico de un palo encabuyao. Tanto así que no hace falta amarrar al preso.

Número 3: Piñata. Hasta un niño sabe qué hacer con un palo en las manos y con una piñata en frente.

Llegó la hora de darle el palo a la piñata. A pesar de los pesares y en medio de la guerra de décimo octava generación (que llevamos una cuenta diferente porque nos duelen nuestros muertos), hasta ahora todo muy bonito y muy Hello Kitty, muy tratar de construir una sociedad socialista con las herramientas afilaítas de los valores burgueses, y de las "aspiraciones" a estar por encima de los otros a como de lugar de quienes se llenan la boca de slogan "revolucionarios". Muy del carajo eso de trabajar por la Revolución si la Revolución me acepta las malcriadeces y las pataletas y me deja ver mis programas favoritos que son de "calidad", calidad burguesa. Muy del carajo la "pluralidad", donde cada quien diga lo que le dé la gana, y se contradiga en 24 horas porque también le da la gana. Muy del carajo el talonario de facturas que se le pasa a la caja chica de la Revolución por lo que hizo mi papi. Muy del carajo la existencia de la divergencia en opiniones sobre asuntos fundamentales como educación, salud, soberanía. Divergencia que debilita y que aniquila por enésima vez (que llevamos una cuenta diferente porque nos duelen nuestros muertos) las esperanzas. Muy del carajo los medios de comunicación, y las políticas culturales en manos de doñitas del Este (dicho sin distingo de género) o de sus apirantes (¡que son las peorcitas!!!) transmitiendo su visión clase media de lo que debe ser una revolución color rosa y con olor a Orlando, Florida o a Bervely Hills, California. Del carajo la tolerancia con la malacrianza y la habladera de webonadas de gente que de la misa sólo se sabe la cuarta parte (¡cuando mucho!). ¡Palo a esa piñata, nojoda!!! Es la hora de darle carácter revolucionario a la Revolución.

La Revolución pacífica (¡pero armada!!! ¡Que nadie se equivoque!!) llegó al llegadero. El llegadero del que nos alertó Salvador Allende en la mejor lección jamás dada a los revolucionarios de todo el planeta: "[...] espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios."

"La Historia es nuestra y la hacen los pueblos.", que algo queda...

Manuel Brito