2010/01/07

La necedad en la obra de Inés de la Cruz

Decir Inés de la Cruz es pasarle el switch al "erudito" que recita: "Hombres necios que etcétera, etcétera". Preguntar: "¿Que más ha leído de Inés de la Cruz?" es apagar ese switch. El asunto no sólo aplica a la obra de la monja poetisa que sigue dando de qué hablar después de 360 años. Aplica a todo. El "erudito" de nuestros tiempos es alguien que cree que la creación y diseminación de conocimiento -el arte de pensar- se pega como quien agarra un buen violín después dos horas de subanestrujenbajen en la línea Mecedores-Los Rosales. Por eso transitan por lugares famosos a ver que se les pega. Compran un título para montarse en un conuquito de poder, y estrujarle el título en la cara a quienes no lo tienen. Comparan su "eruditez" (erudicción de la estupidez) a la limitada cultura del proletario que hace milagros para mantenerse vivo. Se regodean de su superioridad. Alguien los llamó "los enemigos del pueblo". Se quedó corto, Joseph.

Los "eruditos", burros con titulazos comprados, andaban de solapa en solapa, cuando la información venía a lomos de libros. Ahora andan de click en click, recogiendo islitas de información en la red (¡épale wikipedia!!). Igual te pontifican de nanotecnología que de poesía, de política exterior que de docencia. No tienen decencia. No tienen columna vertebral. Son un tinglado de oportunismo. Ante el poder son sumisos, cuando pueden aprovecharse de ese poder y de los racimos de cambur que de él emanan. Jalan bolas con una desfachatez que no se veía en el país desde los días del Bagre (!épale Jerónimo!!!). Cuando les quitan el cambur (circa 2005) dan paso a su verdadera condición humana: histérica, malcriada, egocéntrica.

A los enemigos del pueblo, para colmo de males, se suman los necios. Gente que si bien aprendió a leer y a escribir, es incapaz de interpretar lo leído desde la totalidad (!épale Karl!!), e incapaz de escribir cosas que no estén basadas en una necedad, en una interpretacion necia de lo que otro ha escrito. Para ellos Inés de la Cruz les tiene un soneto menos conocido que aquel que dispara el switch a los "eruditos" enemigos del pueblo:

Éste que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores

es cauteloso engaño del sentido;

éste, en quien la lisonja ha pretendido

excusar de los años los horrores,

y venciendo del tiempo los rigores

triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,

es una flor al viento delicada,

es un resguardo inútil para el hado:

es una necia diligencia errada
,
es un afán caduco y, bien mirado,

es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

¡Sor Presa!!!!, que algo queda...

Manuel Brito