2010/01/05

El Estado Mudo

Medio siglo de memoria, propia o prestada, no contiene registros previos al 2002 en los cuales ministros de Estado -con o sin carterita de caña blanca- hubiesen dedicado una hora a la semana a un espacio radial. Sin que me la pongan muy chiquita, creo que es uno de los trabajos más difíciles que puedan tener los compas ministros. Los pone en evidencia.

En una hora ante el micrófono todo lo que se tiene sale pa' juera. Si el compa no tiene formación política, si el compa tiene la cabeza llena de valores burgueses, si para él/ella la Revolución es un simple desplazamiento de adecos y copeyanos por gentecita que estuvo jugando roles secundarios en la cuarta república, eso sale por las ondas persianas con una claridad solar tal, que sinceramente no se sabe para qué sirven las mentadas persianas.

Aplica no sólo al Ejecutivo. El resto de los poderes tambien tienen sus 45-50 minutos semanales para demostrar si sus gerentes principales tienen algo en la cabeza. ¿Quiénes lo escuchan? ¿Cuál es el rating? No sé. Deberíamos saberlo. El trabajito de informar sobre la efectividad y la receptividad del "sistema" se lo dejo a la licenciada del blackberry.

El Estado radiofónico se defiende como tigra paria ante la mentira y la manipulación de los lacayos del Imperio, es decir, esos impresentables contrarrevolucionarios a los que, con motivos inconfesables, José Vicente Rangel, cargado de rosas azules, gentilmente llama "la oposición". Ese Estado radiofónico cuando puede saca su mano para darle coscorrones a Bush, a Obama, al payaso de Peru (que no recuerdo como se llama), o al payaso triste que reina en España y a su corte de peligrosímos falangistas. Sin embargo, ese Estado radiofonico, y en especial los ministros Navarro y Acuña, se hacen los musiúes cuando el payaso histérico que miente y manipula a traves de la prensa contrarrevolucionaria , de los medios alternativos es el ex-flaquito ex-cualquiervaina que derrama egoísmo y que se asume como un océano de sabiduría, y no pasa de ser un tobo de mañas, de componendas y de mafias, connotado ejemplo de lo que no debe ser un profesor universitario y un investigador científico. Garantizo que un personaje detestable como éste hubiese sido candidato número uno a pasar por La Cabaña en Enero de 1959.

¿Rabos de paja, ministros???, que algo queda...

Manuel Brito