2009/04/16

"bolivarianos"

Se escribe en minúsculas y entrecomillas: "bolivarianos". Oportunistas es el nombre genérico y universal que se le ha dado a este grupo de mamíferos adultos a quienes las leyes del hombre - y no la moralina metafísica- nos obligan a respetarle sus derechos humanos. Ellos/as son mamíferos, no por haberse alimentado de la teta materna (o prestada, que aún se estila) o de la menos erótica mamila de goma. Son mamíferos porque saben reconocer de qué teta pegarse para chupar hasta secarla. Pero al mismo tiempo son reptiles. No tanto por lo rastrero, que lo son, sino por lo camaleónico. Y además son camaleones que cantan, y cantan la canción que ellos piensan le va a gustar a quien paga la música. Y, para completar todo lo anterior, al mismo tiempo son parásitos. ¡Todo el reino animal dentro de un solo cuero en el que el ego no les cabe!

Para pertener a este selecto grupo de chulos hay que haber pasado por instituciones educativas que los gradúan de chauvinistas en grado summa cum laude y non plus ultra. Un oportunista, un chulo, en general, aprende con la leche templada, de sus padres, y de sus abuelos, los rudimentos de la chulería. Pero, hemos de aceptar, es a pulso y con tesón que llegan a alcanzar ese nivel que los hace especiales dentro de la clase media profesional: Oportunistas profesionales.

En la Venezuela del siglo XXI hacerse llamar "bolivariano" es un tiro al piso. La palabra mágica para que te digan "hermano". Mentes simplonas que aún pretenden cambiar sus espejitos de "erudicción" por "guita" constante y sonante. Mentes que no generan conocimiento, y que sólo repiten -con lujo de detalles y advomitum- lo que algún viejo tutor, algo más avispadito, algo más dado a la erudicción del eructo culto, les puso en algún folletico que nadie conoce, y que forma parte del cerro de papeles inútiles. Papeles que dejaron de ser árboles. Arboles en donde cumplían más noble función.

Bartolome Mitre, uno de los más grandes enemigos de la verdad histórica, es un típico ejemplo de lo que hace la élite argentina desde los tiempos en que ellos eran colonia. Nunca dejaron de serlo. Nunca dejarán de serlo (pregúntenle al Fondo Monetario Internacional, circa 2009). De pluma ligera, de valores ligeros, arribista, oportunista, engreído, camaleónico, y por sobre todas las cosas goebbelsiano. Las imprentas de Buenos Aires imprimieron la más putrefacta mierda que se haya publicado en contra de Simón Bolívar, quien entre otras cosas es mi paisano, y la repartieron por todo el mundo. Y la mierda que escribió Mitre en contra de Bolívar sigue formando parte del mierdero interparietal con que los "humildes" argentinos salen de las escuelas. Mierdero auspiciado -hasta el preciso momento en que esto escribo- por la Presidencia de la República Argentina a través de su Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional Sarmantiniano. Sin importar de qué color sea la mierda que ocupe la Casa Rosada. EL que quiera leer mierda anti-bolivariana que busque "La Entrevista de Guayaquil" escrita por Mitre y repartida "urbi et Orbis" por él y sus paisanos, esos que ahora incursionan en wikipedia pra auto-promocionarse.

Cuando un gran mierda (que en ellos todo es grande) de estos oportunistas de oficio que forma parte de la ""élite" "intelectual" "argentina"" (comillas al gusto) con el tinte camaleónico del momento que le toque vivir, me dice que es Bolivariano, yo le quito la mayúscula, le pongo comillas, y le recuerdo que es de nosotros, los negros, la comida, porque a estos blanquitos que vienen a ofrecer sus baratijas "intelectuales" (¡para no ser cruel!) para afanar de la riqueza material y espiritual del metizaje, nada le debemos.

¡Parásitos!!!, que algo queda...

Manuel Brito