2009/03/23

Venezuela 1982

La clase media profesional volvía al país de sus vacaciones pagas, con títulos comprados "en las mejores universidades del mundo". El gobierno saudita había hecho una oferta a las instituciones de educación superior de las potencias imperiales que éstas no podían rechazar. Millones de dólares, de libras esterlinas y de francos (nótese la ausencia de moneda asiática) a cambio de títulos universitarios. ¡Tremenda golilla!

Los profesores universitarios ahora tenían un master y doctorado recién comprado en "las mejores universidades del mundo" con sueldos que eran impensables en "las mejores universidades del mundo". Y con un tufillo de que sólo habían estado de vacaciones doradas que no lo aguantaba ninguna nariz del mundo. Un egresado de una universidad nacional ganaba en una "empresa socialista" (veáse "The Fuenma's Corolary") de las administradas por los coños de madre, 5 veces más que lo que ganaba un profesor asistente con 10 años de experiencia en las instituciones formadoras de los ingenieros más eficientes del orbe: Tokyo Institute of Technology. ¡Qué pena con eso señores!!! ¡Qué Venezuela tan saudita!!!

Era la Venezuela que asesinaba en Cantarua a los estudiantes universitarios que no claudicaban ante el sistema de desigualdad y opresión, que se oponían al desparpajo, y que pensaban que legiones de venezolanos que debían haberse preparado para brindar al pais sus talentos, volvían convertidos en azotes: unos egoístas de mierda, tramposos, plagiadores, improductivos y que con sus recién comprados títulos y su recién adquiridos escapularios ajenos de "excelencia" y "calidad", venían a terminar de destruir las instituciones públicas (oficiales, según nos dice Fuenma) que medio educaban, y medio curaban, pero que existían por ser fachada importante del sistema
"democrático" del Betancourt.

De esos vientos hoy sólo cosechamos la argumentación balurda y contrarrevolucionaria de tempestuosas doñitas de la clase media profesional (dicho sin distingo de genero, y de "excelencia", y de "calidad") a quienes se les acabo la golilla que comenzó en 1982.

Buenos para nada.

Historia sin fabulas, que algo queda...

Manuel Brito