¿Quién abito negro tumbando ...
tumbando Gobielno ...?
Si el negro nació ... si el negro nació
pa siempre sé esclabo,
y pa calga saco ...*
Ignoro. ¡Cuanto ignoro! Pero ignoro porque me rodean ignorantes. Newton, que era un hombre de ciencia y por tanto un hombre humilde, decía que él veía más allá porque divisaba al mundo desde los hombros de gigantes. Extraordinario homenaje a aquellos que antes que él hicieron de la observación y la objetividad un lema de vida.
Gigantes tenemos. Gigantes escondidos. Gigantes escondidos por enanos burócratas de cuarta (de calidad) que siguen ejerciendo su oficio de castradores de la cultura popular en la quinta (de república). En la Venezuela que nos duele, Elpidio Antonio Acosta Márquez es conocido sólo por gente perteneciente a tres grupos: los que le rechazan, los que le han ayudado a florecer, y los que pudiendo ayudarle nunca lo
harán. Pero el Negro Acosta Márquez es reconocido en Cuba como el venezolano con "Songoro Consongo", a la par de los grandes de la poesía negroide, Nicolás Guillén, Nicomedes Santa Cruz... en ese contiente que llamamos Patria. Y el Negro Acosta Márquez es además mi paisano, paisano de mi padre, paisano de mi abuelo. Hijo de tierra fértil, de tambor y fulía, como la describiera el Maestro Serrano.
Ayer, de pura sorpresa, y para mí, de extraordinario regalo de cumpleaños, el Negro recitó por Radio Nacional de Venezuela sus versos "Para despertar a un negrito": Kalame Kalame... ¡Ah Malaya quien lo hubiese podido grabar!!
Vaya y busque si esos versos aparecen en cualquier página carmesí-rojita de los "revolucionarios" clase media, faranduleros, alienados y encandilados con Hollywood y su nuevo presidente negro por fuera y blanco por dentro. Busque por buscadores internáuticos, busque por ficheros en las bibliotecas nacionales, municipales y
particulares. Busque si esos versos han sido usados para entender al pueblo por esos que hablan de pueblo en tercera persona. Busque a Elpidio Antonio y antes de que se nos vaya, "porque de algo hay que morirse" (Chiche Manaure dixit y cómo duele este dixit, Chiche), descubran para mis torditos de Barlovento, para mis zamuritos de
Guairibe, y para todo aquel que tenga tierra en el pecho -sea o no sea pintor- al gigante de la poesía, del teatro, de la Revolución, que además, es mi paisano.
¡Salud!!, que algo queda...
Manuel Brito
*Antonio Acosta Márquez, `Yumba Maku'