Cuando la reina de la metafísica, Conny Méndez, decía que en Venezuela se arrulla a los niños con el Himno Nacional, no decía mentiras, pero tampoco decía toda la verdad. Debería haber dicho también que a los niños los arrollan con la religión católica, con "el hijo de dios" y con el mal ejemplo de los líderes a todo nivel y en todo terreno. Arrollamiento que termina por convertir a potenciales ciudadanos libres y responsables de un país, en chivos mansos de una colonia malamente administrada por una clase dirigente que de la boca para afuera son un "techado" de nobleza, responsabilidad, honestidad y ética, pero que si les pega el sol los derrite.
No me sirve el ejemplo que Caracas diera en 1811 porque no se educa para entender qué pasó en 1811. Sabemos más de béisbol que de Historia. Me sirve más el ejemplo que dió el Magallanes en el 70 cuando nuestros jugadores criollos nos regalaron un poquito de orgullo patrio en esa semana inolvidable en el Stadium Universitario de Caracas. En la Unidad Escolar Gran Colombia no se hablaba de otra cosa. Los caraquistas egoístas te decían que sin César Tovar y Márquez el Magallanes nunca hubiese ganado la serie, y los magallaneros respondíamos que no había ganado el Magallanes sino Venezuela y que, si no hubiese sido por Patato Pascual, ni Tovar, ni Márquez hubiesen formado parte de la maquinaria criolla que conquistó, por primera vez para Venezuela, la Serie del Caribe. A lo que los caraquistas hijos de puta respondían que ganamos porque Cuba no competía y que no hay tierra tan hermosa como la mía, Quisqueya divina, y que preciosa serás sin bandera, sin lauros, ni gloria, Borinquen, etc, etc...
Argumentos tontos de muchachitos liceístas que cuando llegan a adultos siguen siendo tontos en sus argumentos, egoistas en sus argumentos, egocéntricos en su argumentos, y lo que es peor... tontos y orgullosos de serlo. Argumentos tontos que sólo pueden ser aprobados en sociedad de cómplices, es decir de tontos. Porque es tontería pensar que se puede seguir engañando a todo el mundo todo el tiempo. Y la Revolución, entre otras cosas, tiene que servir para demostrar la desnudez de estos reyes.
La educación no es mercancía. La salud no es mercancía. La alimentación no es mercancía. ¿Sigo?, o ya los tontos de capirote -pero con reales suficiente para pagar sus "mercancías" y perpetuar los modelos de explotación- se dieron cuenta de que es con ellos?
¡Púyalos! Que van en bajada, que algo queda...
Manuel Brito