2010/03/26

Refranes rusos

La iglesia ortodoxa fundada por Grigory Kiensabikienski, en segura compañía de Nikolai Tampokosei, ha dado excusa para uno de los refranes rusos más conocidos en el "mundo entero" (como dirían los cristianos), pero que siendo exactos deberíamos decir en el mundo cristiano, que no es taaaaanto como para hacer del supuesto hijo de su supuesto dios el chivo que más mea en la Revolución. La Revolución es universal o no es Revolución, por tanto la Revolución se deslastra de creencias y supersticiones locales. La ciencia es universal. La secuencia es lógica: La Revolución es ciencia y con ciencia se hace. O si prefieren: La Revolución es Ciencia y conciencia se hace.

Pero qué se le va a hacer, la cultura religiosa esta allí, para darle hasta con el tobo como es debido, y para aprender algo de historia, de música, de arte. Volviendo al refrán más conocido, traducido perfectamente al castellano dice: "Cuando aparece un santo nuevo con ícono dorado del que podamos raspar alguito de oro, el santo viejo no hace milagros."

Pasa que no soy santo. Pasa que nunca he hecho milagros. Yo sigo siendo el mismo. Escribiendo en el mismo estilo, con el mismo contenido, en contra de mis enemigos de clase y en contra de los huelefrito con acceso a banda ancha que se creen intelectuales. Me afinco más en aquellos que se disfrazan de revolucionarios para hacer pasar sus intereses mezquinos de clase, y su anticomunismo de closet, como "pluralismo", como "democracia", como "tolerancia". Y me afinco más porque el daño ideológico (ideología del capital) se extiende como verdolaga por los proletarios, que pueden ser manipulados para defender los privilegios de clase de unos cuantos en contra de ellos mismos. Los "sociologos" del sifri-socialismo, los "intelectuales" de la "revo", los ex-flaquitos y su focas, los anticomunistas disfrazados de gente decente, eso si que vuelan raudos y veloces... O mejor dicho, los dejamos volar raudos y veloces, por pura conveniencia, ¿no???

Hace pocos años yo surcaba en raudo vuelo los azules cielos desde Tokio a Higuerote, desde Higuerote a Moscú, de Moscú a Curiepe, y de vuelta a Tokio. ¡Tarjeta de platino según eran el numero de millas por año!! Ahora resulta que no vuelo. El mismo pájaro, con las mismas alas, con el mismo cielo, no vuela. ¡Pobre gallo Bataraz!!, que diría Gardel, con la excepción de que Gardel al menos era agradecido con su gallo.

¡Vértebras, panela, vértebras!!!, que algo queda...

Manuel Brito