Más de una vez he dicho y todavía sostengo, ahora con más evidencia experimental publicada por una paciente histérica, que Aquiles y Aníbal son los únicos Nazoa que han servido para algo. Que los otros no hayan seguido sus notables ejemplos de hombre públicos y que la gente que mal usa sus nombres para abrirse paso - al los coñazos- enloden sus nombres con estupideces sifrinas como decir que un comunista le partiría la jeta a su hijo porque este no comulgue (¡un decir!) con su línea de pensamiento, es asunto que puede discutirse con gente no histérica, que son poquitos en medio de ese bochorno que representa para la humanidad la clase profesional venezolana (allende o aquende la talanquera). Los comunistas no partimos jetas para disciplinar a nuestros hijos en el uso de la tapara. La violencia de los pobres sólo la usamos contra los ricos (y los aspirantes, que son los peorcitos).
Venezuela es el país de Latinoamérica que tiene más engrasados (o algo así...) de las "mejores universidades de mundo". Harvard, MIT, Yale, Berkeley, Stanford, Paris I hasta la sopoticientos (que no se como se escribe sopotocientos en numeros romanos), La Sorbona, Salamanca, Oxford, Cambridge, Heidelberg, Stuttgart, Freiburg, Vienna, Curiepe.... Todos nombres de grandes centros de enseñanza y de creación de conocimento que, mucho antes de que Pérez Rodríguez propusiera su plan acelerado de exportación de venezolanos con potencial de servir para algo, conocíamos quienes pertenecemos a esa élite latinoamericana de tener papá y mamá que nos arrimen la canoa y velen por nuestra educación.
Todo eso contingente menguado de ciudadanos -los pocos que volvieron a ser "cabezas de leones"- y que se pasaron 30 años de su vida rascándose el ombligo bajo la mirada lánguida de impresentables líderes adecos y copeyanos, a sabiendas que sus títulos los convertían en tuertos en un país de ciegos, ocupando posiciones importantes en el sistema educativo, y en el aparataje científico-tecnológico, creando una red de mafiosos reaccionarios, buenos para nada, con "doctorados" endogámicos que no tienen validez más que para el arribismo, y el "aquíes-aquíes", son la médula del sifrinaje. Son la médula de la reacción en contra del proceso social que arrancó el día que nos hartamos de darle de comer perrarina a nuestros muchachos.
En medio de esta Revolución, ese sifrinaje, que anda mostrando sus nalgas (dicho sin distingo de género ni de edad) en las avenidas y en las redes sociales del ciberespacio, piensa seguir refiriéndose con su despreciable idioma sifrino de doñitas del Este (dicho sin distingo de género) a quienes no tenemos "pedigree", ni necesitamos blandir titulos universitarios para demostrar disciplina de pensamiento, como pobres diablos, como patas en el suelo, como donnadie. Y todo porque estos profesionales de pacotilla, reposeros, rosqueros, y arribistas, no pueden aceptar que alguien "menos que ellos" les ponga los puntos sobre las íes, sobre las jotas, y sobre sus ues:
¡CHIGÜIRES!!!, que algo queda...
Manuel Brito