Heredé de los traidores de izquierdas (nótese el plural) una veneración casi ciega por "El Nacional". En mi primera incursión a Venezuela después de una larga ausencia a la que me forzó, esa otra condición heredada de mis padres, la de talón de lavandera, conseguí dos o tres recopilaciones del trabajo de Pedro León Zapata, que "dealgunamanera" era el equivalente a las doce uvas de las que nos hablaba Andrés Eloy: "toda la acidez del mundo se está metiendo en
ellas". Por ahí están en algún rincón de mi biblioteca. Las conservo para mostrarlas como ejemplo de traición, cuando sea necesario explicar qué es traición.
Otrora, un día sin Zapatazos, sin la página de opinión y las Cartas al Editor era un día fututo. Cuando descubrí que cualquiera que tuviera algo que decir podía ser publicado en la sección de Cartas al Editor, ya en tiempos de internet, dediqué tiempo a concentrar en 200 palabras, tal y como lo exigían, mi parecer, y mis pesares. Con acceso gratiñán a "El Nacional", en eso primeros tiempos, podía uno comprender cómo se iba poniendo flaco...¡Tan sano que estaba el negro!! ¡en 1982! Leía uno las pendejadas que escribía un tal Arraiz Luca, a quien Antonio Machado le dedicó su Guitarra del Mesón: "Guitarra del mesón de los caminos, no fuiste nunca, ni serás, poeta.", las payasadas de un tal Claudio Nazoa, y los editoriales y manchetas de un tal Otero, y constataba por enésima vez que segundas partes nunca fueron buenas. Era la época en que la Misia Martínez (a quien todos conocemos por Ibsen) empezaba a mostrar sin pudor su doble papada y sus servicios literarios a Luis Giusti, es decir al Imperio.
Contra eso "compañeros" de página, escribí, y en más de una oportunidad toqué nervio porque los articulistas de "abolengo", pero nunca el bobolongo, intentaron defenderse con sus aguadeces, sus valores burgueses, su oportunismo y su servilismo al poder. No era debate. Con este tipo de gente no hay debate posible. A los traidores se les combate. Y a los fachas, los que saben que son fachas y los que aún no se enteran, también se les combate. Y los disfraces de "revos" también se combaten. A todos ellos sólo se les debe atacar por todos los gordos, porque de flancos nada tienen. No sólo Misia Martínez exhibe doble papada, déjeme decirle...
Cuando veo a todos estos aguerridos "escritores"(digo, para no estropearles el desayuno) de las listas bolivarianas que enfilan sus baterías, y hasta los cablecitos de auxilio, en contra de la sub-secretaria del infra-secretario de defensa de las colonias de ultramar del Imperio, o sea, contra nadie, y guardar silencio, y mostrar sonrisitas adulantes, ante los ataques de los enemigos del pueblo y de la Revolución que día a día dejan caer en sus listas -casi todas de efemérides y farándula-, sus prejuicios de clase, sus complejos de superioridad, y sus camaleónicos cueros, puedo dormir tranquilo. El enemigo mientras más lejos, "más mejor" (como todavía dicen mis paisanos...) que decía el Príncipe Valiente, el ahijado de la muerte (o algo así...)
¡Buche y pluma!!, que algo queda...
Manuel Britoellas". Por ahí están en algún rincón de mi biblioteca. Las conservo para mostrarlas como ejemplo de traición, cuando sea necesario explicar qué es traición.
Otrora, un día sin Zapatazos, sin la página de opinión y las Cartas al Editor era un día fututo. Cuando descubrí que cualquiera que tuviera algo que decir podía ser publicado en la sección de Cartas al Editor, ya en tiempos de internet, dediqué tiempo a concentrar en 200 palabras, tal y como lo exigían, mi parecer, y mis pesares. Con acceso gratiñán a "El Nacional", en eso primeros tiempos, podía uno comprender cómo se iba poniendo flaco...¡Tan sano que estaba el negro!! ¡en 1982! Leía uno las pendejadas que escribía un tal Arraiz Luca, a quien Antonio Machado le dedicó su Guitarra del Mesón: "Guitarra del mesón de los caminos, no fuiste nunca, ni serás, poeta.", las payasadas de un tal Claudio Nazoa, y los editoriales y manchetas de un tal Otero, y constataba por enésima vez que segundas partes nunca fueron buenas. Era la época en que la Misia Martínez (a quien todos conocemos por Ibsen) empezaba a mostrar sin pudor su doble papada y sus servicios literarios a Luis Giusti, es decir al Imperio.
Contra eso "compañeros" de página, escribí, y en más de una oportunidad toqué nervio porque los articulistas de "abolengo", pero nunca el bobolongo, intentaron defenderse con sus aguadeces, sus valores burgueses, su oportunismo y su servilismo al poder. No era debate. Con este tipo de gente no hay debate posible. A los traidores se les combate. Y a los fachas, los que saben que son fachas y los que aún no se enteran, también se les combate. Y los disfraces de "revos" también se combaten. A todos ellos sólo se les debe atacar por todos los gordos, porque de flancos nada tienen. No sólo Misia Martínez exhibe doble papada, déjeme decirle...
Cuando veo a todos estos aguerridos "escritores"(digo, para no estropearles el desayuno) de las listas bolivarianas que enfilan sus baterías, y hasta los cablecitos de auxilio, en contra de la sub-secretaria del infra-secretario de defensa de las colonias de ultramar del Imperio, o sea, contra nadie, y guardar silencio, y mostrar sonrisitas adulantes, ante los ataques de los enemigos del pueblo y de la Revolución que día a día dejan caer en sus listas -casi todas de efemérides y farándula-, sus prejuicios de clase, sus complejos de superioridad, y sus camaleónicos cueros, puedo dormir tranquilo. El enemigo mientras más lejos, "más mejor" (como todavía dicen mis paisanos...) que decía el Príncipe Valiente, el ahijado de la muerte (o algo así...)
¡Buche y pluma!!, que algo queda...
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