En la mitología griega existe una deidad que forma parte de los llamados "titanes": Atlas. Debemos hacer notar que aún cuando en esa época había tintanes (o algo así...) no había carnales marcelos. Los gorditos tontos que quieren hacerse pasar por titanes es cosa de la farándula reciente. Resulta que Atlas, por una de esas maravillas del mundo que no tiene explicación, es representado por un hombre papeado que se echa a los hombros toda la bolita del mundo. Nadie se pregunta cómo hacia Atlas para echarse a los hombros el globo terráqueo cuando para los griegos el mundo era tan chato como la lógica y el poder argumentativo de los gorditos tontos que se quieren hacer pasar por titanes.
Lo cierto es que Atlas, uno de los primeros ingenieros civiles que conocía su trabajo, y no un vulgar reposero chupando de la teta del Estado, recibió ordenes de Zeus -el chivo diurético- de darle mantenimiento a las columnas que separaban el cielo de la mar. De esa época data el famoso bolero Atlantis: "El mar y el cielo se ven igual de azules, y en la distancia parece que se unen". Así que muy bonitas las estatuas y las pinturas, pero no se correponden ni siquiera con el mito. Un patuque total, y más cuando bien se dice que una imagen puede más que mil palabras. El mito de Atlas nadie lo recuerda tal y como es, en tanto que las imágenes están allí, y algo queda...
Y en secuencia lógica, también decía el padre del cantor uruguayo Alfredo Zitarrosa, y seguramente lo aprendió del abuelo de Zitarrosa, que "un solo traidor puede con mil valientes". No es de gratis que yo ataco la traición. He visto o tenido noticias, de muchos valientes muertos. Y guste o no, detecto al traidor en lontananza: donde el mar y el cielo parece que se unen.
Un gordito histérico miente olímpicamente sobre el largo proceso de discusioón que condujo a la promulgación de la Ley Orgánica de Educación. Un cura sin sotana, que trabajó que jode para hacer conocer la ley, para que se discutiera y se corrigiera, no le sale al paso como es su deber revolucionario, se limita a "no polemizar". Guardando las energías para polemizar con quién sabe quién sobre quién sabe qué tema. Y que se sigan muriendo los mil valientes gracias a un solo traidor.
Una ciudadana responsable exige del gordito histérico rectificación pública de su mentira, en sus "caluminias", y el gordito histérico se limita a demostrar lo que ya todos sabemos, las dotes de bragueta loca que heredó de su pa': ofrece sus servicios sexuales. Lógica cartesiana. Descartes fue "puesto en su lugar", con el mismo titánico método con que movió a la Universidad de Cambridge. El Tintán, que más que tintán es un gordito como Marcelo.
Y esta es la suerte de gentecita que llegó a ocupar la silla que con valor y dignidad ocupara Jesús María Bianco. Esta es la gentecita que asesora a la Revolución en asuntos de Educación y en Ciencia y Tecnología.
¡De nada, Venezuela!!, que algo queda...
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