2009/05/15

De donde crece la palma

Hace poco me preguntaban que si era "hispanic". Respondí que no. Me re-preguntaron: Latino ¿no? Respondí que no. Y antes de que insistieran con alguna otra inexactitud dije: Soy Caribe. Algo sorprendida, la italiana interlocutora de ojos esmeralda me dijo: "Pero eso es desconocer tu historia. Eres latino. Yo también soy latina. Somos iguales". Riposté: No somos iguales, yo tengo una cosa que tú no tienes". Me miró de arriba a abajo y con sensual seriedad replicó: "Si, pero con lo que yo tengo puedo tener el número que quiera de lo que tú tienes..." Error. La chica de ojos color iguana pensaba que ella podía adquirir la identidad caribe con sólo desearlo.

Mis memorias más antiguas, aunque no tanto como los 35.000 años de la Venus de Hohle Fels, son de mar. Aguas que enturbia el Río Tuy en una bahía amplia y hermosa dominada por el majestuoso Cabo Codera. Arena oscura y de hileras de cocoteros, a los que nadie le tiraba piedras como en la famosa costumbre zuliana del "tero-tero". Caribes somos, potencialmente, quienes nacimos y nos criamos en donde crece la palma -especificamente ese tipo de palma. Y nuestra nación es tan amplia y diversa como es nuestro mar y las costas que ese mar baña. Huelga decir que una buena parte se raja y pasan a ser blanquitos de corazón, hipócritas de acción.

A finales del siglo XIX un paisano cubano nos definió y nos marcó una ética de vida para toda la nación caribe: Somos hombres y mujeres sinceros. Y la mayor de las sinceridades que profesamos es la que nos debemos a nosotros mismos. Martí no pide, al menos no explícitamente, en esos versos que se milite o deje de militar en empresa alguna, o que seamos revolucionarios o reaccionarios. Martí se limita a definirnos como sinceros con los demás y sinceros con nosotros mismos. Que no engañemos y no nos engañemos, que no tengamos agendas ocultas, ni disfraces para cada ocasión, que no vayamos por la vida cambiando de pareceres cuando nos convenga, aún sabiendo que está mal lo que hacemos.

¿Hay castigo para la falta de sinceridad? Quizás si, quizás no... Lo más probable es que nunca se sepa con certeza. Pregúntenle a los religiosos y sus innumerables iglesias. No le resuelven el problema concreto, pero le quitan un peso de encima:"dios está contigo y te protege".

"Amores" que matan, que algo queda...

Manuel Brito