2009/10/30

¿Y cómo se llama esto?

El niño frente a una mesa llena de comidas y bebidas. Situémonos en un país del Mediterráneo que va de Algeciras a Estambul. La otra mitad, la que va de Estambul hasta Ceuta no la metió Serrat en sus poesía por cosas de la métrica. Digo, dando siempre el beneficio de la duda...

El niño pregunton dícele a la madre: ¿Y cómo se llama esto? La señora pacientemente le responde: Pan. El niño vuelve a la carga: ¿Y cómo se llama esto? La señora sin pellizcarlo le replica: Vino.

Situémonos en Venezuela. El mismo cuadro. Las mismas viandas. Es que no aprendimos a arroparnos hasta donde nos da la cobija. El niño preguntón: "¿Y cómo se llama esto?" La madre que se las da de poeta, empieza una disertación sobre el sol que da vida al trigo, sobre las espigas que en el campo, que si el Banco Union, que si Simón Díaz, , que si su querencia es el monte, etc, etc... Cuando toma un respirito porque se le seca la boca de tanto hablar paja, el niño aprovecha y pregunta, indicando la botella de vino: "¿Y como se llama esto?" ¡Más vale que no!!! La poetiza se inspira. "Uvas del Tiempo que... ". "Sangre de Toro que humedeces la arena...". "Kulei con etanol que me guarapeas los encantos...", "etcétera, etcétera"(Chávez dixit).

En un país donde nadie llama al pan: pan, y al vino: vino, la palabra contrarrevolucionario no existe. Los poetas y las poetizas pierden el tiempo haciendo "denuncias" de 8 y 10 cuartillas donde los únicos nombres propios son Ernesto Guevara, Simón Bolívar y Jesús de Nazareth. Los sifrinos disfrazados de "revolución inédita" siguen considerando a la Quinta República como una extensión de la cuarta donde el único cambio verdadero es que "el comandante" (porque disciplinaditos son...) sacó a los adecos y a los copeyanos para ponerlos a ellos y ellas. Mientras tanto, los poetas sueñan con nuevos eufemismos que les permitan estar bien con todos, y con todas.

¡Que lechosa (alias papaya)!!, que algo queda...

Manuel Brito