2009/10/23

El método materialista

"Mipeoresnada" es la cruel descripción que hacen algunas chicas de su compañero. Ese dinamismo del idioma caribe que dejó atrás términos tan usados como "sombrero de pajilla", o que olvidó el baile de moda "la pelota de carey" me hace reir de cuando en vez. Ocurrencias jocosas como éstas de sincerizar el estado civil a un "peoresnada" son otras de las cosas que día tras día, que decia Héctor Cabrera, nos motivan a mantener la bandera del humor como herramienta de trabajo.

Nuestras universidades -o al menos las que así llamamos por pura flojera- viene sufriendo de esa enfermedad del "peoresnada" desde que yo tengo memoria universitaria. Falta gente. Está claro. Y de eso se aprovechan muchos.

La "Universidad del Fututo" (o algo asi...) tuvo sus momentos de mayor brillo hasta el mismisimo dia en que contratataron a uno de sus recien graduados como profesores. Peor es nada. Es ley primera, que un esclavo deforme, deforme todo cuanto informa. Creo que Sartenejas, a pesar de su aislamiento, era fiel reflejo de una forma de ser y hacer . A falta de profesores cualquier saco de papas con acento sureño se convertía en profesor para luego pasar al sistema endogámico. Sistema que está destinado a graduar a muchachos con rabo de cochino, si es cierto lo de la leyenda aquella.

Estamos pues llenos de "peoresnada" y es sabido que en pais de ciegos los tuertos son reyes. Ahora cuando un "peoresnada" de estos ofrece sus necias, esotericas y muy "espirituales" argumentos, desde su cubiculo con gringolas, para llamar ignorante a una mente analítica que por encimita lo supera con creces, el método materialista nos ofrece dos alternativas expeditas: i) mandarlo para el carajo. ii)mandarlo para la mierda.

La alternativa i) no la recomiendo porque estos energumenos siempre vuelven. Son porfiados, son necios. Son religiosos. La alternativa ii) en tanto que no nos salva de que los tipos vuelvan con sus pendejadas, al menos tiene la ventaja de que los reconoceremos por el tufito.

¡De nada pibe!!, que algo queda...

Manuel Brito