2010/03/23

La técnica de Rujano

Aprendi a montar bicicleta en Río Chico en lo que los profesionales llamarian "country-cross", porque no había pavimento. La bicicleta del primo, pues, sufrió mi súbita fiebre por el pedaleo. En una de las caídas obtuve mi segunda cuca. La primera la adquirí saltando una baranda (o una talanquera) y la tercera en una patinata en mi recordado Paseo de Los Próceres. La cuarta y subsiguientes no se dice.

El mecanismo de la bicicleta no es nada complicado. Es simple, es ingenioso. Una nación que se precie de educar a sus multitudes debería hacer esfuerzos porque los muchachos aprendan a conocer el mecanismo de las cosas y juegos en los que tiene interés. Quién sabe cuántos Arquímides inventores hemos perdido por falta de educar y cuantos melo-dramáticos Arquímides Rivero nacen como sorgo en la deseducación a la que nos someten los medios de masas para el hombre-masa. Ya sabemos que el hombre-masa es aquel susceptible a ser nariceado por la ideología del poder, es decir la clase que siendo explotada se considera parte de la clase explotadora. Ellos son, generalmente, blanquitos o aspirantes (¡que son los peorcitos!) y se entienden.

Lo que aprendí en Río Chico y lo que me explicaba el campeón criollo de pedaleo todo terreno, José Rujano, tuve oportunidad de constatar en un viaje que hice entre Turmero y Maracay. Me prestaron una bicleta sin frenos. Me emocionó el paisaje y pedaleé duro, durísimo (¡épale!). Iba como dice mi valerana compañera esmollejao y cuando quise detenerme en la cercanías de Güere no se me ocurrrió más que una payasada: empecé a pedalear para atrás; sin efecto ¡claro!

Lo sabía yo, lo sabe Rujano, y lo sabe cualquiera que se haya subido a una bicicleta y la haya hecho andar. Pedalear para atrás es una payasada; payasada a las que nos tienen acostubrados los hombre-masa, los que se dejan naricear por los medios de masas, y ahora mucho más cuando llevan los blackberries colgados del cuello. Esta pedaleada pa' tras sin embargo deja al descubierto a mas de un "revo" de escasa formación política, que anda buscando excusas para crear desánimo en la población chavista con unos rumores infantiles, con guerrillitas twitterianas, y campañitas internaúticas sobre el "stalinismo" en la Revolución en Venezuela (notese la mayúscula para Revolución y la preposición "en").

Petrimetres y lechuginos, que algo queda...

Manuel Brito